En proceso de mudanza

A las parejas jóvenes se les hace rudo tener techo propio

Foto: clubdelabancaycomercio.com
Una pareja de jóvenes que entre ambos no suman 50 años, decidió casarse el año pasado. A esta fecha todavía no cumplen el primer aniversario de matrimonio. Amor, dicen que sí hay. Lo que para ellos se ha vuelto cuesta arriba es comprar una casa donde vivir o, por lo menos, alquilar un apartamento.

En abril del año pasado, cuando se unieron en matrimonio, cuentan que todavía se podía alquilar una casa porque “los precios no eran tan elevados”. Pese a eso, ni en aquel momento pudieron alquilar la vivienda.“Tenemos que ganar cuatro veces el sueldo mínimo para poder alquilar un apartamento pequeño y cubrir nuestros gastos”.

Ahora viven en la casa de los padres de la joven y lo que ganan lo invierten en su propio mantenimiento.

Para las parejas jóvenes siempre es difícil el comienzo. La mamá de esta joven recién casada, quien tampoco quiso ser identificada, lleva 46 años de matrimonio con su esposo. Dice que “se comieron las verdes para después comerse las maduras”. Sin embargo, cree que la situación que vive su hija, y la que están viviendo los jóvenes en la actualidad, es muy diferente a la de su época.

“Yo viví en la casa de mi suegra un año, pero era porque mi esposo estaba construyendo nuestra casa, y para aquel entonces mi marido era simplemente office boy.”, dice la señora. Su hija y su yerno trabajan a tiempo completo “y con todo y eso lo que ganan les da solo para comer”, recalca.

Para la socióloga Giovanna De Cools, debido a la situación económica, se ha venido posponiendo más el proceso de independización de los jóvenes por la “imposibilidad” de adquirir o alquilar un bien.“Si hablamos de la generalidad, la independización está prácticamente negada. Los sueldos están devaluados en comparación con el salario nominal por lo que pudiéramos hablar de atraso en el proceso de independización, o incluso de una postergación casi permanente”, dijo De Cools, quien es además profesora universitaria.

Roberto Orta, presidente de la Asociación de Propietarios de Inmuebles Urbanos (Apiur), coincidió en entrevista para El Nacional que “la compra de un inmueble se hace cuesta arriba” para las parejas jóvenes debido a los altos costos de estos y las bajas cuantías de los créditos bancarios.

De Cools, por su parte, expresó que la situación de hacinamiento que se venía dando en los estratos sociales D, E y F, se está corriendo desde hace un tiempo a los estratos medios más bajos, donde se pudiera hablar de clase media baja.

“Ya se está viendo esos escenarios en los que se posterga la independizarían del joven y se acomodan en la casa de sus padres quedándose en esa zona de comodidad por la situación económica”, dijo.

La socióloga recordó que el sistema social está influenciado por el subsistema económico, lo que lo hace dependiente del ingreso familiar para poder subsistir.

Pese a esas consideraciones, el mes pasado se anunció que la Gran Misión Vivienda Venezuela construirá 80 mil casas para la clase media este año en los estados Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia, Mérida, Lara y Anzoátegui. Sin embargo, el programa estará dirigido a familias cuyos ingresos mensuales globales estén entre los cuatro y los quince salarios mínimos, es decir, entre 13.081,2 y 49.054,5 bolívares.

Las hay de todos colores y "suertes"

Miguel y Patricia se casaron en febrero de 2013. Él tiene 31 años y ella 27. Ambos son trabajadores de Petróleos de Venezuela. Para el momento del matrimonio ya tenían su casa, y aseguran que fue “gracias al apoyo de Pdvsa”.

En la actualidad la compañía venezolana les da a sus trabajadores un beneficio de 400 mil bolívares a través del programa “Ayuda para adquisición de viviendas”, además de la Ley de Política Habitacional.

En el momento en el que esta pareja compró su inmueble, el beneficio era de 160 mil bolívares. Ambos lo aprovecharon y pudieron comprar su apartamento que para julio de 2012 costaba 480 mil bolívares. Hoy día, el mismo apartamento está evaluado en 3 mil bolívares, es decir seis veces más caro que en 2012.

“Nosotros pudimos comprarlo porque para ese momento no estaban tan caros los inmuebles y gracias a Dios contamos con el apoyo de la compañía. Quizás ahorita fuese imposible porque con 400 mil bolívares, que es lo que te da el beneficio, no se compra nada”, dice Patricia, quien ya cumplió un año de casada con su esposo.

JORGE AGOBIAN | @jorgeagobian 
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Este reportaje fue publicado el lunes 17 de marzo de 2014 en el diario La Prensa de Anzoátegui

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