En proceso de mudanza

Gaes Distrito Capital recomienda denunciar casos de secuestro


Nuestro tema actual es el secuestro. El próximo lunes 4 de noviembre, los lectores del diario La Prensa de Anzoátegui podrán leer un novedoso ángulo sobre el secuestro en Venezuela y el martes 5/11 nuestros usuarios podrán leer el trabajo de investigación en este blog.

Por ahora, seguimos publicando informaciones generales sobre nuestro tema actual: Secuestro en Venezuela.

El Grupo Antiextorsión y Secuestro de la Guardia Nacional Bolivariana del Distrito Capital hace las siguientes recomendaciones en casos de secuestro:

1. Cambie la ruta para ir a la casa, trabajo o lugares que frecuente ya que si lo están siguiendo para raptarlo, dificultaría su captura.

2. No se distraiga en la vía pública, la mayoría de los secuestros ocurren en semáforos, cruces o al llegar a su lugar de residencia.

3. Sea cuidadoso al frecuentar locales nocturnos, discotecas, tascas. Los secuestradores suelen esperar a a las víctimas en la salida.

4. No proporcione datos personales por ningún motivo a extraños.

5. Evite mostrar efectos personales de alto valor.

Para realizar denuncias, facilitan las siguientes vías de comunicación:

Correo electrónico: denunciaelsecuestro@conas.org
Teléfono: 0212- 9772458
Twitter: @GAES_DC

Cifras del récord histórico de secuestros en Venezuela 1950-2012

Las siguientes cifras fueron ofrecidas por Paz Activa, una asociación civil sin fines de lucro, sin afiliación política y no gubernamental que se dedica a la promoción del desarrollo humano de la población venezolana en el ámbito de la convivencia social, así como la creación de mecanismos e instancias de participación para la solución pacífica de los conflictos.

Para ver en pantalla completa hacer click en el ícono que se encuentra en la franja negra posterior.

La cola nuestra de todos los días

Crédito:  Noticiasvenezolanas.com.ve
JORGE AGOBIAN / @jorgeagobian
Reportaje publicado el día 14-10-13 en el diario La Prensa de Anzoátegui

Desde la avenida Bolívar de Puerto La Cruz, viene refunfuñando Máximo Fernández. El señor, quien a paso lento se devuelve a su casa, había empezado a hacer una hilera humana a las diez de la mañana para comprar tres de los 24 productos de la Cesta Básica. Son las doce del mediodía y en sus manos solo trae un pañuelo que pasa incontroladamente por su rostro lustroso. Nada de harina, ni aceite ni mantequilla.

“¡Persígnese, hijo, persígnese! Ya ni a los mayores los respetan en esas colas”, exclama el ochentón, advirtiendo que allá atrás, donde pasó dos horas encolado, la gente se había enfurecido. Al parecer, algunos utilizaron ciertas habilidades para meter a uno, a otro y a otro en la cola. Sucedió lo que hace varios años ocurría y nadie decía nada: se “pasaron de vivos”. En lenguaje común, se colearon.

El escenario a las afueras del supermercado fatiga solo al contemplarlo. Mujeres, hombres y niños están postrados con diferentes poses, en su mayoría, de brazos cruzados y con la frente ceñida. Algunos aprovechan el momento para socializar, pero otros, tambalean sus piernas a la espera del preciado turno. Se escuchan gritos y reclamos. “¡Epa, epa!, el de amarillo se está coleando”.

Venezolanos de ojos achinados mueven la economía del país


JORGE AGOBIAN | @jorgeagobian

La quincalla de Mareha tiene de todo. Los productos que exhibe en su negocio fueron traídos al país, desde China, cuando el dólar oficial costaba 4,30. Otro conteiner de productos con sello ‘made in China’ está varado en la Guaira desde hace dos meses. Sin embargo, en los estantes de su establecimiento pareciera que no hace falta nada.

Ahora Mareha está almorzando. Lo que come, está dividido en tres platos diferentes. De uno sorbe un caldo morado condimentado con diferentes tubérculos y de los otros dos, toma con cucharilla una carne blanca, tan blanca que casi se distingue, y arroz blanco, blanquísimo también.

Mareha, por supuesto, tiene descendencia china, pero es venezolana pues nació aquí. Su nombre chino es Xú, pero su única nacionalidad es la venezolana.

La comerciante tiene 27 años, pero aparenta 18. “Yo muy poco maquillo, no gusta eso”, explica. A pesar de ser nativa de Venezuela, habla como si hubiese llegado hace unos años al país, desde la provincia de Cantón, de donde vinieron sus padres hace más de 30 años.

Mareha (o Xú), sus padres, su hermano y otros familiares forman parte de los más de 50 mil extranjeros asiáticos residenciados en Venezuela, país que ha mantenido buenas relaciones con el gobierno de Xi Jinping, presidente de la República Popular China, quien llamó “buen amigo” de esa nación al mandatario nacional, Nicolás Maduro.

─ La mitad Venezuela es de China, dice la venezolana de rasgos asiáticos, mientras escribe la frase en una hoja de papel.

─ ¿Por qué dices eso?

─ El gobierno endeuda mucho con China, pero si ellos no paga, China se puede llevar todo los petróleo. Petróleo es los más valioso que tiene Venezuela.

Sigue escribiendo la frase en su idioma (o segundo idioma), el cantonés.

Por supuesto, Mareha se refiere al crédito de 5 mil millones de dólares otorgado a Venezuela por el Banco de Crédito Chino el pasado mes de septiembre. Tal cifra se destinará a cubrir proyectos de vivienda, del sector agrícola, transporte, industria, vialidad, electricidad, minería, salud, ciencia, tecnología y petróleo, como parte del fortalecimiento del intercambio económico, comercial y cultural de ambos países.

***

─ China, cuánto cuesta esto, pregunta una clienta.

─ Catoce mil, responde Mareha.

La caja registradora se abre y la factura se imprime. El sonido se repite cada minuto. Productos van y dinero viene a la caja registradora. Y otra vez. China, ¿tienes yesquero? ¿De qué coló lo quere?, responde la comerciante de ojos achinados y cabello negro.

“Chinos trabaja muy duro. Nosotro’ no tenemos descanso. Yo no cierro mediodía porque estoy costumbrada a trabajar duro. Diez horas seguidas”, explica.

─ Y para ti ¿cómo son los venezolanos?

─ Venezolano a veces muy flojo. Ustedes compra mucho, todos los días. Nosotro’ chino calculamos y ahorramos dinero para cuidar familia y mandar a los que están en China.

─ ¿Y para qué envían el dinero a China? ¿Tienen pensado irse de aquí?

─ No, nosotro’ cuidamos la otra familia que toravía está allá. También enviamos para poder importar mercancía y vender en Venezuela.

Tiene que existir un por qué para que miles de asiáticos hayan decidido hace 15, 20 o 30 años dejar su país e inmigrar a América Latina. No lo dejaron todo allá, se trajeron su cultura con ellos.

***

Los chinos están en todo. En 2009, el presidente fallecido Hugo Chávez, autorizó un contrato ferroviario multimillonario con China. La cifra se mostraba lujuriosa: 7 mil 500 millones de dólares. Las expectativas eran alentadoras también, pues se estimaba que en tres años (el año pasado) estaría concluida  la construcción del tramo ferroviario Tinaco-Anaco que conectaría vía férrea  a los estados Cojedes, Guárico, Anzoátegui y Aragua.

Desde entonces, en cada pueblo por donde pasará el ferrocarril chino-venezolano, desde Zaraza (Guárico) hasta el municipio Tinaco (Cojedes) hay una estructura roja con letras chinas de la Corporación de Ingeniería Ferroviaria de la nación asiática, empresa de gran escala estadal en la República Popular de China con sede en Pekín.

***

Ya a esta hora, 1:46 de la tarde, el caldo que se degustaba Mareha está frío y tieso. No para de llegar gente a la quincalla. Sigue conversando sobre su vida en Venezuela, hace paréntesis para criticar lo malbaratadores que son, según ella, los venezolanos, pero después dice “ustede son buena personas”. Se ríe y aprovecha el momento para llevarse a la boca una cucharada del pálido arroz.

─ Chino vienen para Venezuela a trabajar. Nosotro tenemos disciplina y venimos a ganar dinero aquí y mantener los niños y la familia.

─ ¿Y cómo hacen para importar todos los productos que venden?

─ Ahorita muy difícil traer la mercancía porque dólar está muy caro y en La Guaira los container esperando.

─ ¿Y con esa situación no piensan en irse a su país?

─ No sé. En Maracay y Valencia matan mucho paisanos. Aquí no salimos a las calle, hay mucho peligros. En China no se siente tanta injusticia, por eso mucho chinos quiere comenzar irse de este país.

***

Todos los familiares de Mareha tienen diferentes tipos de comercios. Su primo Yuang, por ejemplo, tiene un restaurante chino. Él también es venezolano, aunque sus ojos y sus facciones lo delatan enseguida. En su negocio, dice el joven de 24 años, se vende mucha comida a diario. “Los venezolanos les gusta comer lumpias, aunque esa no son de allá de la China”.

─ Nosotros no robamos su país, nosotros trabajamos aquí y echamos para delante, como ustede dice. También vendemos las comida. Venezolano compra muchas comida.

El hermano de Mareha está actualmente estudiando en un liceo caraqueño. Ella, por su parte, estudió sólo hasta segundo año “porque tenía que mantener la familia”.

Xú, dice que en Venezuela la enseñanza es muy débil. En China, comentó, los niños pasan 12 horas en la escuela y les enseñan de todo. “Aquí un ratico, y nunca clase. No le enseñan matemática, tienen que enseñar matemática, cuentas, dinero”. Se ríe. Abre nuevamente la caja registradora. Trenta dos mil bolívare. A la orden.

Tráigame el curriculum


JORGE AGOBIAN /@jorgeagobian
* Este texto fue publicado en la sección Echa tu cuento de Últimas Noticias en abril de 2012

            Salió con una chola en la mano. Apurada, espelucada, con los ojos pelados y una sonrisa disimulada en los labios. En la otra mano llevaba el papel.

            El matatán de la empresa más reconocida del país le había prometido echarle una manito para que, al fin, encontrara un trabajito. Nada del otro mundo, sólo algo para bandearse mientras tanto. 

                A todo pronóstico y hasta con diarrea entregó el curriculum ¡Qué muchacha más emocionada, carajo! Se había graduado en el 2007 de ingeniera –graduarse de ingeniero no es mantequillita con pan- y había pasado cuatro años pelando, literalmente. Más o menos comía, si es que comía, por unos productos de pie y de mano que vendía. Pero que va, eso no enriquece a nadie. La pobre está panda hacia el lado derecho de tanto cargar con la caja de productos.

                Lo cierto es que entregó el curriculum, si se le puede llamar curriculum. Una hojita tamaño carta con la foto en la esquina, los nombres y los dos títulos que había obtenido. Mas abajito, el número de teléfono y el correo. Lo que más o menos le daba colorcito a aquel papel era el nombre de la Universidad donde se graduó, pero mas nada.

                Pasaron los días y nada que la llamaban. Gastó las cuatro lochas y media que le quedaban llamando al señor de la empresa. Cada vez era una sonrisa cuando colgaba el teléfono: “Me dijo que ya habló con Perencejo”, “Acomódate, maita, ya viene lo bueno”, “A puntico maita, a puntico”.

                Y así se le fueron dos meses. Los bolsillos los tenía limpiecitos de tanto tiempo que no los tocaba. Se desesperó, reaccionó y con la cara larga se acostó en la cama que ya tenía un hueco en el centro de tanto tiempo que pasaba ahí, acostada, viendo el techo roto.

                Siguió vendiendo los productos, enriqueciendo a otros que mensualmente le dejaban la cajita llena de cremas y otras porquerías. El título de ingeniera lo colgó en la pared, como si fuese un santo, un Dios. Definitivamente, en el 2011 no hubo trabajo en este país.

Retro-metrópolis: Desarrollo urbano de la zona norte de Anzoátegui se quedó en los 80's

Crédito: Taringa.net
JORGE AGOBIAN | @jorgeagobian
Reportaje publicado el lunes 7-10-13 en el diario La Prensa de Anzoátegui

Hace tres años, los Planes de Desarrollo Urbano locales, Pdul, de tres de los cuatro municipios de la zona metropolitana perdieron su vigencia. Desde entonces, cada construcción que se levanta en la zona norte se rige por planes obsoletos.

Los municipios Simón Bolívar y Urbaneja (Lechería) percibieron la luz del desarrollo hace treinta años, en 1985, mientras que Sotillo lo hizo en 1986. Desde aquel momento, con vigencia de 26 años, se impulsaría el desarrollo urbano de la zona norte, destacando la explotación turística como uno de los vértices fundamentales.

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