En proceso de mudanza

Mujeres tantean y se sumergen en el secuestro

Ilustración: Jhon Lindarte

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El récord de extorsión de civiles en el país ha sido practicado y liderado en su mayoría por hombres, aunque siempre ha existido la participación de las que hasta hace unos años eran vistas por la sociedad como el “sexo débil”. El cambio de rol de las féminas, aseguran los expertos, las ha llevado a tener mayor participación en la tipificación de este delito, ahora no solo como señuelos y cuidadoras de la víctima, sino también como líderes de las bandas
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JORGE AGOBIAN | @jorgeagobian
Publicado el 4-11-13 en el diario La Prensa de Anzoátegui 

Hace cuatro meses, el Grupo Antiextorsión y Secuestro de Distrito Capital (GAES), logró desarticular una banda dedicada al secuestro y cautiverio de civiles. Una sola persona lo hacía todo, aunque otras dos le ayudaban a incurrir en el delito. Los ayudantes, eran dos jóvenes menores de 26 años, pero la autoría intelectual tenía nombre, astucia y aroma femenino.

Una mujer de estatura mediana, con curvas y senos retocados, lideraba la banda que en total, había raptado a quince personas. Sus accesorios eran un arma escondida detrás del descote y un teléfono celular desde el que negociaba con los familiares de la víctima. Ella misma seducía, atrapaba y hasta conducía el vehículo en el que trasladaba a sus presas.

Al parecer, el rol de la mujer venezolana ha cambiado en los últimos tiempos, y en eso coinciden los expertos. Aunque las cifras oficiales omiten el fenómeno, cada vez más mujeres actúan como victimarias en hechos de secuestro, como autoras intelectuales y materiales del delito o bien como cooperadoras inmediatas.

El informe presentado por la Gran Misión A Toda VidaVenezuela, que lleva a cabo la Guardia Nacional Bolivariana (GNB),  a través del Plan Patria Segura, expone que el 22 % del total de los homicidios son efectuados por mujeres, así como el 10 % de los robos y el 14 % de lesiones. Omiten el secuestro como un delito agravado recurrente, pero advierten que las personas de sexo femenino resultan “consistentemente menos involucradas” en la totalidad de los delitos.

Según una investigación no formal realizada con base en las publicaciones de varios medios de comunicación del país, se halló que desde abril y hasta octubre de 2013, se han hecho públicos 10 casos de secuestros en los que están involucradas mujeres, y que en total, han sido detenidas 25 féminas por su rol de cooperadoras o artífices del delito.

Para el sociólogo y presidente del Observatorio Venezolano de la Violencia, Roberto Briceño León, la función de la mujer como señuelo en los secuestros, es decir, el uso de la imagen femenina para atraer e inducir a la víctima, no es nueva y se ha cumplido de formas muy diversas no solo en el país, sino también en naciones con menores índices de criminalidad. “Lo que resulta novedoso es que ahora sean ellas las que estén dirigiendo las bandas”.

Crédito: Diario El Impulso
“Este fenómeno es de incorporación reciente y es un cambio sustancial que se ha dado en el país, que ha hecho que las mujeres sean más victimarias pero que también sean más víctimas porque están más expuestas a los enfrentamientos”.

Según información aportada por el Gaes, las mujeres que incurren en los secuestros están conscientes de la magnitud del delito. “Pierden el temor a ser descubiertas y detenidas, y lo hacen porque el secuestro es un lucro, una manera fácil de obtener dinero”.

Los funcionarios del ente adscrito a la GNB, quienes prefirieron resguardar sus identidades, aseguraron que aunque existe mayor influencia de personas de sexo masculino en el agravio, en los últimos meses se ha reflejado un incremento de la participación femenina.

Señalaron que de la totalidad de los casos, en al menos un 80 % están inmiscuidas mujeres como cómplices o cooperadoras inmediatas (cuidado de la víctima o señuelo) y que otro 20 % son jefas de las bandas.

Pese a esa afirmación, el jefe nororiental del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas del estado Anzoátegui, Lisandro Alfonso, expuso que al menos en esa entidad, en solo uno de cada siete casos de secuestro está involucrada una mujer, y generalmente su rol se basa en el cuido y alimentación de la víctima.

Explicó que en el caso de la entidad oriental, las cifras han disminuido considerablemente, pero advirtió que el fenómeno varía de acuerdo a la región del país donde se ejecute el delito.

El secuestro es uno de los delitos organizados más cometidos en Venezuela. La práctica ha tenido un incremento histórico desde hace más de 60 años, aumentando las estadísticas desde 1 caso en 1950, a 1150 en 2011 y 625 el año pasado. Así lo refleja un estudio realizado por la asociación civil Paz Activa.

Cambio de roles

Entre los más recientes casos está el de una mujer que se hacía llamar “Chiqui Luki”, quien secuestró a un joven en el estado Vargas después de contactarlo a través de una red social. Otro, en el estado Miranda, en el que una mujer secuestró y asesino a su pareja ocasional y, más recientemente, otro caso en el que la persona que lideraba una banda de secuestro y extorsión en Caracas era precisamente una mujer. Como esos, otros siete casos en lo que va de año fueron hallados en la investigación.

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Para la socióloga y experta en opinión pública, Giovanna D’ Cools, el fenómeno de la inclusión de las mujeres en este delito, el cual se encuentra tipificado como tal en el artículo 3 de la Ley Contra el Secuestro y Extorsión, se trata de un cambio en el rol de la mujer.

“Desde el punto de vista social la imagen de la mujer siempre ha sido vista como maternal, protectora y abnegada”, expresó la también instructora neurointegrativa.

Agregó que así como la imagen femenina evolucionó hacia los roles positivos, ha venido evolucionando hacia roles delictivos y negativos. “Lo menos que las personas piensan es que las mujeres pueden hacerle daño a alguien, esa es una imagen que todavía tiene en la sociedad. Sin embargo, la utilizan como señuelo precisamente por eso, porque es una estrategia”, argumentó.

La razón de la incursión en el delito y la conducta violenta de la mujer, expresó para el diario Últimas Noticias, Alba Carosio, coordinadora de investigación del Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad Central de Venezuela, radica en “un turbulento seno familiar, lleno de peleas, maltrato y falta de orientación”.

Por su parte, el sociólogo Briceño León aseguró que las mujeres buscan tener un rol igual al de los hombres y “eso ha influido mucho por la ideología feminista de la igualdad”.

Involucradas y sin salida

Existen por lo menos cinco fases en un secuestro, según lo detallaron los funcionarios del Gaes. La primera se trata del estudio y selección de la víctima, en la cual, aseguraron, intervienen con más frecuencia las féminas.

En esa etapa, las mujeres actúan como señuelos y buscan conocer dónde vive, a dónde va y qué hace la víctima. Para esto, asegura D’ Cools, la mujer tiene mucha más astucia que los hombres por su propia femineidad.

Briceño León comentó que en muchos casos en los que el hombre es seducido por una mujer, éste se cree cazador y “termina siendo cazado”.

La siguiente fase es el levantamiento, que significa la intersección de la víctima, a lo que inmediatamente se le une el traslado al lugar de cautiverio. La mujer suele participar en estas etapas, comentaron los investigadores, porque muchas veces funcionan como cuidadoras o cocineras.

Sobre ese aspecto, el criminólogo Miguel Dao comentó que aunque la labor de la ciudadana sea solamente el cuidado de la víctima, la convierte igualmente en cooperadora inmediata y en ella cae el mismo peso de la ley. Así lo establece el Código Orgánico Penal y las legislaciones venezolanas.

Finalmente, en la etapa de negociación, rescate y liberación, señalaron que resultan menos visibles, salvo a casos en los que la mujer sea la jefa de la banda.

Sociedad más alerta

El impacto de este fenómeno, coinciden los expertos, se traduce en la desconfianza de la sociedad hacia la imagen “ingenua y frágil” de las mujeres.

D’ Cools, expresó que con este cambio de rol, las personas suelen desconfiar más porque saben que cada vez hay más casos en los que las víctimas han sido “envueltas” por una mujer.

Por su parte, el sociólogo Briceño León piensa que podría incrementar la mortalidad en personas del sexo femenino, debido a los enfrentamientos policiales a los que se exponen las mujeres inmiscuidas en el secuestro, además del aumento de “enclaustramiento”.

Según la experiencia de los funcionarios del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro de la GNB, la persona que incurre en el delito organizado una vez, seguirá cometiendo más y mayores delitos.

Comentaron que hace unos meses, cuando desarticularon una banda de secuestro, una de las implicadas retenidas en el Instituto Nacional de Orientación Femenina, Inof, declaró que para la próxima oportunidad no utilizaría el teléfono para evitar que la capturaran.

Si bien no es nueva la participación de mujeres en los secuestros como señuelos, la incursión en este tipo de delitos organizados como jefas o líderes de las bandas resulta un salto histórico en la evolución del rol de la mujer en la sociedad. Al mismo tiempo que el secuestro disminuye en algunos estados y aumenta en otros, se hace más pública la conformación de bandas y cuadrillas de sólo mujeres.

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